Responsabilidad social es la que tenemos respecto a los otros: familia, sociedad, mundo.
Responsabilidad personal es la que tenemos por nosotros mismos, nuestra salud, nuestro desarrollo, nuestra vida.
Desarrollar la primera no garantiza desarrollar la segunda, mientras que sí sucede a la inversa. Por ello, la creencia de que hay que reprimir la naturaleza egocéntrica de los niños cae.
Para tomar en consideración a otra persona es necesario:
- no negarle el hecho de tener necesidades, deseos, experiencias, sentimientos o derecho a expresarse sobre aquello que siente.
- Considerar sus necesidades desde su punto de vista.
- Concentrarse en la otra persona para poder conocerla y valorarla.
- Replicar con comprensión a sus acciones y considerar con seriedad su posición.

No sólo responsables.
Los niños son competentes en términos de comunicación de sus límites y sus necesidades, aunque a menudo tengan necesidad de ayuda para traducirlas en frases comprensibles. Pero aunque se puedan expresar, de lo que no son capaces es de defenderse de las manipulaciones adultas. Por ello dependen de la capacidad y disponibilidad de quien se ocupa de ellos para reconocer sus competencias y el derecho de tomarse sus responsabilidades personales.
Pequeños tiranos.
Los padres se frustran, desilusionan y cansan. Los hijos se transforman en seres asociales, con los que es imposible convivir. Estos padres típicamente “modernos” son normalmente conscientes de las relaciones entre ellos y sus hijos. Se han aproximado a ellos con mucha consideración y han rechazado el papel de padres tiranos voluntariamente. Recuerdan bien cómo se sentían cuando no podían hacer aquello que deseaban. Consideran el gesto de dar a sus hijos todo lo que ellos no tuvieron como una muestra de amor. Pero los niños, con frecuencia, saben lo que quieren pero no lo que necesitan. Así que, obteniéndolo, no cubren sus necesidades. Los niños aumentan entonces su nivel de exigencia, colaboran con sus padres en la reproducción del comportamiento esperado.
La responsabilidad social de los niños.
Los niños que han sido impulsados a desarrollar un sentido de la responsabilidad personal casi automáticamente desarrollan un sentido de la responsabilidad social. A la edad de 3 o 4 años comienzan a practicarlo con los padres y hermanos. Cuanto más relacionan la responsabilidad social con un sentimiento de deber u obligación, menos la desarrollarán de adultos. Hay dos factores fundamentales para un óptimo desarrollo de la responsabilidad social infantil:
- que los padres reconozcan y acepten el deseo de colaborar de los hijos.
- Que los padres se comporten responsablemente entre ellos, con los hijos y con los otros.
Los niños y las tareas domésticas.
Es fundamental la motivación por la que se asignan tareas a los hijos. Un posible motivo sería que los padres tienen necesidad real de ayuda. Otra es porque piensan que “sea buenos” para los hijos. En el primer caso los hijos sienten que son de ayuda y en el segundo que son objeto de teorías educativas.
Otros puntos sobre los que reflexionar son:
- que la actividad más saludable, hasta los 10 años, según numerosos psicológos, es el juego, para el desarrollo físico, mental, social e intelectual.
- Que los niños de, digamos, 8 o 9 años, tienen un punto de vista limitado y no negocian con la misma consciencia que un adulto, lo que les puede llevar a aceptar tareas por encima de lo que realmente pueden o tienen intención de cumplir.
Cuando se les asignan tareas es importante que sus esfuerzos sean apreciados. Es bueno reconocer su deseo de ayudar y colaborar.