HISTORIA DE LA ESCOLARIZACIÓN (I)

La humanidad, desde sus inicios ha aprendido a través de la observación e imitación de los comportamientos útiles, y a través de la experimentación y la invención. Vivir y aprender eran sinónimos, no eran conceptos que se pudieran separar. En realidad, el aprendizaje es un proceso que dura toda la vida.

Las primeras escuelas surgen en Egipto y Babilonia. Centros en los que enseñaba a leer y escribir y a calcular. Más tarde, en Grecia, los socráticos proponen un sistema de preguntas y respuestas que llevan al alumno a sacar lo que, inconscientemente, ya sabía. Los sofistas, en cambio, proponen un método basado en la persuasión focalizado en que los hijos de las élites ganaran batallas dialécticas. La importancia que da al uso de las palabras marca el concepto de educación en los siglos posteriores. Las escuelas conocieron un gran auge durante el Imperio Romano. Pero cuando éste cayó, se volvió a la formación en familia y entorno más cercano a través de las actividades cotidianas. Son los clérigos los que conservan la separación sofista entre enseñanza de tipo más formal y formación práctica. Ellos se centran en la memoria y en el uso de lenguas como el latín y el griego, materias fundamentales en la Edad Media, sobre todo para quien aspiraba a una profesión más cualificada, como médico o abogado.

Pero es a partir de la Revolución Industrial que se multiplica el número de escuelas junto con los recursos materiales y el tiempo que se dedica a la instrucción formal de la infancia. En Prusia se decreta en 1763 la obligatoriedad de frecuentar el colegio para todos los niños entre cinco y trece años. Contemporáneamente, en Francia, se crea un sistema educativo jerárquico y centralizado que controlaba todas las escuelas locales. Napoleón encontró en la educación estatal un medio para producir administradores preparados y oficiales del ejército fieles a su persona. Para ello creó la Universidad Imperial, una especie de ministerio de educación actual. Se redujo el número de escuelas católicas y se prohibió que el clero enseñase. Se eliminó la religión del currículum. Los colegios comenzaron a financiarse a través de impuestos.

Otros países europeos imitaron el modelo y se difundió la educación estatal. Hasta el punto que en muchos lugares se identfica educación con escuela y escuela con escuela estatal. El modelo triunfa porque se basa en algunas consideraciones de tipo igualitario, como mejorar las condiciones de las clases más pobres, abolir la desigualdad cultural y liberar a los ciudadanos de la ignorancia. De hecho, en algunos países se sospecha que la educación pueda llevar a rebeliones y revoluciones. Pero la alfabetización en masa no es,en realidad, mérito de la educación estatal. Se trataba de un fenómeno que estaba teniendo lugar a pesar de la oposición del propio estado, que había aumentado las tasas sobre el papel para frenar la difusión de documentos revolucionarios.

Anuncio publicitario

TEXTO “LA INFANCIA, ENTRE PASADO Y PRESENTE”. De Claudia E. Gerstenhaber.

Aquí encontré un texto sobre la infancia, cómo la crianza se ha ido modificando con el tiempo y algunas reflexiones sobre el modelo actual. Os dejo un resumen.

Algunas de las prácticas respecto a la infancia que eran habituales en otros tiempos hoy nos parecen abusivas o crueles, pero entonces el consenso les daba legitimidad y permanencia. El hecho de que estuvieran perfectamente integradas en la vida cotidiana significa que eran aceptadas. Viendo esto, convendría preguntarnos si nuestras prácticas actuales respecto a los niños son legítimas porque están socialmente aceptadas o si deberíamos cambiar algo.

Dicho esto, el texto habla también del mito del amor materno como algo instintivo. Habitualmente se considera que hay un sentimiento más acentuado en las mujeres que en los hombres de amor y protección a los niños, sobre todo los hijos, Y este sentimiento se considera un hecho natural, inmodificable e inevitable. Al plantearse si es algo “natural”, “innato” o “instintivo”, entra en un análisis de cómo se llevaba a cabo la crianza en otros tiempos, que es la parte del texto que más me ha llamado la atención.

Presenta algunos datos del París de 1700, afirmando que la mayor parte de las madres no criaban a sus propios hijos, sino que delegaban la crianza a nodrizas, y un número muy elevado moría antes de alcanzar la edad de un año. Como respuesta a la amenaza de despoblamiento de Europa, el texto afirma que se construye el mito del amor materno. Comienza entonces a recomendarse a las madres que se encarguen de sus propios hijos y se exalta la maternidad como una tarea envidiable y gratificante para las mujeres.

Pero antes de llegar a la creación de este mito, trata la infancia en el pasado. Cuenta que los niños han estado expuestos a la violencia, el maltrato y la muerte con mucha frecuencia, y que los documentos históricos nunca muestran a un historiador que ponga en duda estas costumbres. No lo presenta como una falta de amor, los padres de antes querían a sus hijos igual que los de hoy lo hacen aunque les peguen. Es más una falta de empatía y la aceptación social lo que llevaban a determinados comportamientos, que estaban justificados y legitimados. Habla de temas tan espeluznantes como el infanticidio, existiendo casas de nodrizas donde los niños eran asesinados cuando los padres ya no pagaban su manuntención. También menciona la entrega de los bebés a nodrizas como una forma de abandono, ya que permanecían en casa de las mismas hasta edades comprendidas entre los dos y los cinco años, costumbre que no desapareció hace tanto en Europa.

Posteriormente entra en el análisis de la infancia en el presente, centrándose en la institucionalización temprana y la cuestión de los límites y la disciplina. En el primer tema menciona una idea muy interesante: llevar a los bebés aún siendo muy pequeños a una guardería está aceptado y consensuado socialmente, pero simultáneamente las mujeres reciben mensajes exhortando a dedicarse personalmente al cuidado de sus hijos. Aquí el mito del amor materno entra en juego, transmitiendo a las madres que delegan el cuidado de sus bebés la idea de que no están cumpliendo con lo natural, con lo instintivo. Y a todo esto se le suma la dificultad de compatibilizar la maternidad con un empleo. Como los intereses del Estado están más del lado de que las mujeres se inserten en el sistema laboral, se justifica el delegar el cuidado de recién nacidos mediante las alabanzas de la institucionalización temprana.

Pasando a los límites y la disciplina, toca un punto clave: en qué medida persisten en nuestras prácticas modelos heredados y sobre qué concepción de la infancia se sostienen. En la puesta de límites y enseñanza de normas, hay modalidades que, aunque van cambiando en la forma, se basan en la concepción antigua de las relaciones con los niños. Un ejemplo sería el control externo como medio para que los niños frenen sus impulsos. El autocontrol se consigue para evitar así el sufrimiento que comporta el castigo. La consecuencia es que al desaparecer el control externo los niños se desbordan porque no han asumido los valores como propios. La solución pasaría por restringir las acciones inaceptables, prestando a la vez atención a las emociones que las causaron.

Se puede o no estar de acuerdo con muchas partes del texto, pero, desde luego, tiene ideas sobre las que reflexionar.