CHARLA LIBERTARIA CON GRAZIA HONEGGER FRESCO. Por Raffaella Cataldo.

Para quienes no sepan quién es Grazia Honegger Fresco, os cuento brevemente algo sobre su impresionante actividad. Es la última alumna viva de la mítica Maria Montessori, y como tal se ha dedicado profesionalmente a difundir, profundizar y divulgar su teoría. Es autora de numerosos libros dedicados a padres y abuelos, a los que añade su toque personal por serlo ella misma. Gran defensora de los derechos de la infancia, preside la Asociación de Centros Montessori en Roma y codirige el «Quaderno Montessori».

El 25 de abril de 2010 tuvo lugar el II Encuentro sobre Educación Libertaria en Italia. Entre los presentes se encontraba Raffaella Cataldo, una de las figuras más conocidas entre los homeschoolers del país alpino, ya que confió en este método de enseñanza hace ya más de diez años con una niña que no era su hija, lo que la convierte en una pionera de la educación en casa en Italia. Raffaella tomó las siguientes notas que publicó en buntglas, un blog que ya hemos mencionado otras veces. Amablemente me deja traducir para este blog.

En el espléndido marco de Villa Buri, en una sala de techos altos y decorados, se reunieron más de cien personas para escuchar y apoyar los principios de la educación libertaria. ¿Principios revolucionarios?. Me parece que se trata más bien de principios naturales, inherentes a la naturaleza humana del niño, y sí, es revolucionario ponerlos en práctica, salir del sentimiento común que quiere la educación como una imposición que va de arriba hacia abajo, una instrucción contenida en una programación rígida y metódica con los tiempos y los lugares de aprendizaje y con una evaluación estéril del rendimiento del estudiante. Y los revolucionarios, ya se sabe, son jóvenes llenos de entusiasmo, vitalidad, ganas de cambios.

Y sin embargo, en la habitación llena, se adelanta una persona que ha visto tantos amanceres y anocheceres, más que todos los demás…amaneceres y anocheceres que brillan en sus ojos profundos e inquietos. Es Grazia Honegger Fresco, una de las últimas discípulas directas de Maria Montessori. Se sienta y nos mira. Y de sus palabras, con el ritmo del acento romano, nos llega un frescor primaveril que huele a libertad.

El concepto clave es pasar de la educación para la libertad a la educación en la libertad”. Y a través de algunas ideas, estimulando las reflexiones y las discusiones del grupo, Grazia profundiza en el tema.

El desarrollo tiene lugar desde el interior al exterior. ¿Cómo podemos educar para elegir si sobrecargamos al niño desde el principio con nuestra mentalidad opresiva, ligada a una educación opresiva? Es necesario sensibilizar los adultos a los derechos del niño. ¿Pero por qué la educación no puede ser un ambiente rico como una mesa en la que reposan muchas comidas distintas, donde cada uno puede elegir la que le apetece?. La socialización nos hace hacer a todos lo mismo.

La educación en libertad sumerge sus raíces en el respeto profundo por el niño pequeño, desde el nacimiento. Es más, pensándolo bien, desde la concepción. Por ello es importante poner atención al nacimiento como un momento íntimo entre la madre y el bebé (pensando incluso en la posibilidad de parir en casa), en la lactancia, en los primeros instantes de vida del niño. Los recién nacidos de hoy son iguales que los de hace 350 años, y sus necesidades no han cambiado.

Cuando el niño crece, comienza a moverse y a interaccionar con el mundo que le rodea. Los niños necesitan ser escuchados, pero también necesitan límites que les protejan. A menudo se falsea el concepto de autoridad. En nombre de la educación libertaria se cometen errores algunas veces: no se ofrece protección al niño, se le obliga a tomar decisiones para las que no está preparado, no se le enseñan las cosas con calma.

A este punto muchos hacen la pregunta fatídica: ¿cómo podemos educar en libertad, como podemos liberarnos de nuestra mentalidad opresiva y ser capaces de ver las auténticas necesidades del niño y no aquellas que creemos que tiene a causa de nuestros propios condicionamientos? Seguramente poniéndonos a la escucha, aceptando nuestros errores inevitables e intentando siempre mejorar…Grazia nos escucha, con la barbilla apoyada en la mano, en un silencio respetuoso. Luego añade a nuestras reflexiones una idea que faltaba…

Para educar en libertad, no tenemos que olvidarnos del ambiente. Porque el niño no crece sólo con una buena relación. Crece donde puede experimentar, interaccionar…donde su mano actúa, porque la mano es un órgano de construcción. La casa familiar se tiene que convertir en la casa del niño también. Es un derecho del niño, desde pequeñito, poder usar la casa.

El amor y la atención más la posibilidad de explorar, de crecer. Los adultos usamos la distracción como medio continuo para hacer que el niño haga lo que queremos. De este modo desviamos su atención. Esta actitud lleva a una serie de desviaciones y dificultades en todo el crecimiento. Preguntémonos por ejemplo por qué los adolescentes de hoy son tan infantiles: ¿qué les hemos quitado antes y qué no les hemos dado después?.

Hay que acompañar de cerca al niño, pero no guiarle, porque tiene en sí la capacidad de autoeducarse. Educar en libertad es poner en acción una educación indirecta, que quiere decir con las menos intervenciones posibles de parte de los adultos. El adulto no interviene hasta que no es indispensable, porque confía en la capacidad de autocorrección del niño. Si damos tiempo, efectivamente las cosas se resuelven. Diciendo que el desarrollo parte del interior, se presupone que el niño tiene capacidad de corregirse a sí mismo: si yo, adulto, intervengo e interrumpo, destruyo su crecimiento.

El padre, el educador, deben aprender cómo intervenir, y para ello se necesita tiempo. Es indispensable observar. Mirar con atención antes de intervenir, para aprovechar el momento del niño, comprender hacia dónde dirige sus intereses. Si le atrae algo peligroso, como puede ser un cuchillo muy afilado, le podemos ofrecer otras posibilidades, a su medida, como un cuchillo más pequeño que puede agarrar mejor.

Basémonos en el binomio amor y ley. Amor, que se construye con el respeto por el niño, en dar la oportunidad de tener experiencias adecuadas para él. Ley es definir el espacio en libertad. El niño necesita muchos Síes concretos, lo que implica objetos, ambientes a su medida en los que puede actuar activamente, experiencias. Y también necesita reglas, que sean pocas, claras y fijas. Los niños necesitan límites, pero pocos y que sean fáciles de percibir y por tanto de respetar. Y ahora recordemos los niños de la Montessori que un día, cuando una señora que visitaba la escuela les preguntó: “¿Pero es verdad que aquí hacéis todo lo que queréis?”. Y ellos respondieron: “No, señora: nosotros queremos todo lo que aquí hacemos”.

Las reglas se explican sin enfadarse, con firmeza y dulzura, sin alzar la voz, con calma, sin venganza ni hostilidad. Permitamos al niño que tenga sus experiencias, con sus límites, que deben ser claros y presentados con calma.

Los niños tienen un espacio de libertad y de libre elección con límites claros. La libertad no se otorga ni se concede, sino construída.

Escuchar estas palabras, aunque quizá se traten de ideas ya oídas antes, nos hace sentir bien. Nos da una nueva inspiración. Alguien pregunta: “¿Y los juicios al niño?”.

Nuestra sociedad es muy partidaria de los castigos: divide entre buenos y malos, infierno y paraíso…La escuela ha adoptado los términos empresariales: créditos, niveles mínimos de rendimiento…Las notas devalúan a las personas. El niño, el estudiante, es algo distinto de una calificación. Así que fuera de la educación palabras como “no vales para nada, no eres capaz”, y dar siempre palabras de ánimo. Si queremos ser no violentos, debemos limpiarnos a nosotros mismos primero, que hemos crecido con esta mentalidad.

Y al final, la reflexión que normalmente se hace cuando se habla de libertad y de ausencia de juicios en la educación: ¿Pero estos niños conseguirán luego integrarse en esta sociedad que en cualquier caso está fundada en las notas, el arribismo, la obligación? La idea de Grazia es ahora decidida y abierta, como una brisa marina que barre cualquier duda…

Cada vez que nace un niño es nuevo. Si nosotros los integramos en el viejo sistema, seguiremos adelante con él. Si construimos uno nuevo para ellos, ellos mismos serán constructores del mismo. Y con esto acabo, porque creo que no hay nada más que comentar, sino reflexionar, en silencio.

Raffaella Cataldo. (Notas tomadas durante el encuentro con Grazia Honegger Fresco durante el II Encuentro Nacional de la Red para la Educación Libertaria, Verona, 25 de abril 2010). Raffaella es educadora, homeschooler y madre de un hijo.

LA CREACIÓN DE UNA ESCUELA ALTERNATIVA MONTESSORI. Entrevista a una madre III

Última parte de la entrevista a Sybille, de buntglas. Aquí acaba la historia de la escuela Umaduma y cómo comenzó a enseñar a sus hijos en casa. Espero que os haya gustado. Gracias a Sybille por contárnoslo y por permitirme la traducción para este blog.

Entonces en junio de 2008 ¿cerró la escuela?

Sí, definitivamente no había más esperanza. Visto que en los últimos años la situación había sido muy inestable, obviamente no se nos habían unido nuevas familias, es comprensible. Al final quedábamos seis familias con nueve niños, de los que la mayor parte eran en edad de escuela media o incluso en el último año. Estos niños se inscribieron todos en el colegio público, aparte de nosotros y de otra familia.

¿Entonces?

La verdad es que mi marido y yo hacía ya tiempo que habíamos echado las cuentas muchas veces: la cuota mensual no era sostenible para nuestra cartera. El cierre del colegio, por tanto, no hizo sino anticipar una elección que con mucha probabilidad hubiéramos tomado de todas formas, la de abandonar el proyecto de escuelita. La opción de buscar yo un trabajo para pagar el colegio a nuestros hijos no era una opción real porque para mí esto hubiera sido un sacrificio demasiado grande. Sí, lo sé, mi alergia por un trabajo rutinario no es comprensible para la mayor parte de la gente, sobre todo para quien no me conoce personalmente.

¿Después de algunos años cómo analizas los problemas que tenía vuestra escuela?

Aparte de los problemas económicos y los relacionados a estos, como un sitio adecuado para el colegio o poderse permitir profesorado adecuado (y poder pagarles justamente)…Todos estos problemas están de alguna forma relacionados entre sí. El hecho de no tener un lugar estable para el cole ha contribuido a la falta de seguridad, y esto era motivo de duda y desconfianza para muchas familias que hubieran querido adherirse al proyecto. Y pensar que queríamos incluso abrir una sección de colegio infantil tipo casa de niños, para facilitar el ingreso de niños nuevos…Personalmente encontré demasiado laborioso el tener que enfrentarse continuamente con personas nuevas (profesores), a pesar del concepto pedagógico claro, ya que cada persona trae nuevos puntos de vista, nuevas ideas, nuevos motivos por los que discutir nuevamente algunas elecciones…

Otro problema, en mi opinión, era que la mayor parte de nuestros niños -también nuestro hijo- provenían de experiencias negativas en la enseñanza pública. Y con ello llevaban su mochila de desconfianza respecto al estudio, de alergia a lo que olía a colegio, como sencillamente un desagrado por la lectura, por los juegos didácticos…Era algo muy triste. Cuantos más tiempo el niño había estado en el colegio público, más tiempo era necesario (y hablo de años) para liberarse de todo lo malo que había vivido y de adaptarse a la libertad. Mientras que para los niños que sólo habían asistido a la escuela libertaria y después se inscribieron en la escuela pública, no hubo ningún problema con el cambio. En el sentido contrario era más difícil: quien ha sufrido un método de limitaciones en la libertad de aprendizaje, tiene dificultades cuando de repente se encuentra libre, pero también responsable…

Por ello me atrevería a aconsejar a quien quiera que sus hijos asistieran a un colegio libertario, montessori, o steiner o de otro tipo y que tema no tener la posibilidad económica de aguantar ocho o nueve años, de dar al niño la posibilidad al menos en los primeros años de aprender en libertad y autonomía. Una vez que en desarrollo personal ha nutrido la libertad interior, te has reforzado en tu ser individual de pensamiento y personalidad, y nada te lo puede quitar y tener que adaptarte a otros métodos se convierte en un reto con el exterior, no con tu ser interior. Esto es lo que pienso después de haber tenido la oportunidad de observar distintas experiencias.

Por lo que respecta a los niños que proceden de experiencias negativas en la enseñanza pública (o cualquier otra, no quiero demonizar el sistema público, ¡eh!), puede representar un problema no pequeño para la comunidad del colegio libertario. Depende seguramente del número de niños de este tipo, de su edad y de los propios individuos. Y luego no hay que olvidar que no entra a formar parte del cole sólo el niño, sino toda la familia, con su historia y sus experiencias, sus exigencias, su búsqueda personal de identidad y de estilo educativo…En resumen, por decirlo brevemente, veo que las escuelas libertarias que funcionan bien han tenido siempre mucho cuidado con este detalle. Umaduma no lo tuvo, también porque por motivos económicos, estaba contenta con cada familia que decidía participar. Pero decir que no fue un problema sería negar la evidencia. Y también es verdad, que, frente a situaciones difíciles, visto que nosotros mismos sabíamos por experiencia con la enseñanza pública como se siente, no sabíamos decir no. No es fácil decir qué está bien y qué está mal…Y por otra parte no es justo tampoco que una iniciativa privada como un colegio de este tipo asuma la responsabilidad y enorme trabajo de recuperar niños y chicos que chocan con la enseñanza pública ¿o no?.

En fin, un motivo para nuestra falta de crecimiento puede haber sido también el encontrarnos en un entorno pequeño. Las otras dos escuelas están cerca de las ciudades grandes de la provincia y continúan creciendo…

¿Cuáles son los puntos positivos de vuestra experiencia?

Muchos. Entre otros la libertad de poder jugar mientras que los niños lo necesitan (cada niño es distinto)…poder seguir siendo niños de verdad mientras se requiera hasta que para el desarrollo individual, sin que nadie te diga que eres demasiado mayor para jugar con la arena, o subirte a los árboles…Poder seguir tus propios intereses con todo el tiempo que quieras a tu disposición…La posibilidad de confrontarse y de crecer emocionalmente gracias a un grupo de niños de distinta edad, el poder sentirse el “hermano pequeño” o el “hermano mayor”,…No ser juzgado o enfrentado a los otros por aquello que eres capaz de hacer, de comprender, de aprender…Vivir en primera persona senderos de democracia y de participación, como decidir juntos dónde y cómo pasar el tiempo, hacer propuestas, escuchar las propuestas de los demás, crecer juntos en definitiva. Las únicas cuatro reglas del cole son válidas también para nuestra casa:

  • No herir a ninguno de palabra ni de hecho.
  • No molestar a los demás en sus quehaceres.
  • Usar con responsabilidad el material didáctico.
  • Dejar todo en su sitio y ordenado.

¿Arrepentimientos?

Me disgusta cómo fueron las cosas respecto a los idiomas. Sobre todo respecto al italiano (nuestra segunda lengua), mis hijos han progresado muy poco en los años de colegio. Será por la posibilidad de elegir libremente los contenidos y las propuestas didácticas, será sobre todo por la falta de continuidad de un profesorado adecuado, un poco todo junto, ahora nos encontramos que tenemos que solucionarlo de alguna manera y no es fácil. Cuando leo los consejos de BilinguePerGioco me enfado un poco conmigo misma, por haber creído que en estas condiciones los niños podrían haber aprendido bien los idiomas, vamos, que era un poco ingenua al delegar, en estas condiciones, la enseñanza del italiano en el colegio. Si pienso en todo lo que hubiera podido hacer yo misma…

¿Consejos para quien quiera fundar una escuela de este tipo?

Es fundamental ser un grupo de padres, de familias, con las ideas claras y compartidas por todos, con un concepto pedagógico concreto. Luego, importantísimo también el lugar y el profesorado adecuados. Y mucha paciencia, fuerza, confianza, la disponibilidad de no tener ninguna certeza, de abrirse a la vida, a la aventura de la educación no sólo del niño, sino (quizá incluso más) de sí mismos, de no tener miedo de empezar tantas veces de cero…

¿Y volviendo la vista atrás?

Fue una experiencia muy bonita que nos ha enseñado muchas cosas, nos ha hecho crecer y comprender qué queríamos. Debo reconocer que creo que para nosotros -para mi familia, aquí y ahora, con todo lo que ha sido nuestro camino para llegar hasta aquí- quizá sobre todo para mí, como persona, como individuo, la mejor vía es la enseñanza en casa. No es que me gustaría volver atrás y no tener esta experiencia de la escuela, porque de otro modo no estaría donde estoy. No sé, teniendo la posibilidad de empezar de nuevo, comenzaría inmediatamente con la educación en casa. Me falta la experiencia de homeschooling con niños pequeños, no olvidemos que quizá sería la persona menos adecuada para ello. Y que -subrayo:aquí y ahora- estamos muy bien así, en el sentido de que tenemos nuestras pequeñas, pero para nosotros preciosas, libertades: levantarte cuando quieres, decidir libremente tu jornada, ser responsable sólo ante ti mismo, tu familia, tu pedacito del mundo…no tener que estar en un sitio a una hora…adaptarte totalmente a tus exigencias o a las de tus hijos, sea en el método, en el horario, en el material didáctico..ser libre de experimentar, sin que nadie te diga que esto es montessori y está bien, y aquello no y por eso se rechaza…No más compromisos de limpiar la escuela, ir a enseñar cuando se necesita, tener graves problemas económicos (ahora ya no son graves, sólo medio-grandes, que ya es muy distinto), tener reuniones hasta medianoche, discutir y rediscutir hasta el infinito…No, el modo en el que vivimos y aprendemos ahora, por el momento ¡lo estoy disfrutando mucho!. Quiero decir, si mañana mi vecino abre una escuela libertaria, seguramente le felicito sinceramente y le deseo mucha suerte, pero no tendría intenciones de participar, de empezar de nuevo, aunque apruebe la idea. Quien sabe, quizá más adelante tenga la energía necesaria, en la vida no se sabe nunca…Cada cosa tiene su momento. En el fondo, todos los padres quieren decidir lo correcto para sus hijos y estas elecciones son distintas según la situación, el momento, la posibilidad. Ni la educación en casa ni la escuela libertaria ni la enseñanza pública son, en mi opinión, la receta ideal para todos, depende mucho de la situación concreta y de los individuos, no sólo del modelo educativo.

¿Cuáles son los momentos especialmente agradables?

¡Oh, tantos!. Entre ellos, los lunes, cuando los niños volvían sucios, sudados, mojados o helados del “día de la naturaleza”, felices y agotados…Recuerdo algunos proyectos en concreto que he hecho en el colegio, como las funciones teatrales. Escribimos algunas juntos, y siempre fue fascinante juntar las ideas hasta llegar a la obra final. En una obra sobre una niña vampiro que tenía que asistir a un colegio nuevo (interpretada por un niño), los chicos me hicieron interpretar a la profesora…


LA CREACIÓN DE UNA ESCUELA ALTERNATIVA MONTESSORI. Entrevista a una madre II

Continúa la entrevista de buntglas a Sybille, traducida de su blog en alemán e italiano. En la primera parte contaba cómo era la escuela Umaduma que fundaron un grupo de padres como alternativa a la enseñanza pública a la que sus hijos no se adaptaban o que no coincidía con sus preferencias pedagógicas. Hoy Sybille enseña en casa, y parte de ese proceso lo sigue describiendo en esta entrevista en la que cuenta las dificultades que atravesaron para mantener su escuelita.

¿Un día típico?

Los niños- en nuestro primer año eran unos veinte entre cinco y trece años- llegaban al cole. Algunos empezaban inmediatamente con una actividad, otros se sentaban, contaban algo, quizá desayunaban. A las ocho y media se hacía una especie de reunión, en círculo por el suelo con cojines, donde se planificaba todos juntos la jornada, se hacían propuestas, se votaba, por ejemplo, dónde hacer la próxima excursión. Era cuando los profesores informaban a los niños de las propuestas didácticas para ese día, se les presentaba el material didáctico especial, o se hacían propuestas concretas para una asignatura. Así los niños sabían que a tal hora en tal aula encontrarían a tal profesor para hacer tal actividad con ellos, con quien quisiera. Los niños tenían libertad siempre para hacer lo que querían, con quién, durante cuánto tiempo, en qué sitio. Sólo los más mayores tenían un aula reservada para ellos, donde los otros podían entrar previa

¿Deberes? ¿Calificaciones? ¿Notas?

Obviamente, no había deberes para casa. Pero sí que algunos niños pedían llevarse a casa hojas de ejercicios, de matemáticas o de escritura. Me acuerdo bien de que también John continuaba con las búsquedas de algún tema que le interesaba especialmente, hojeaba los libros, tomaba apuntes, dibujaba, preguntaba… Seguramente este modo de estudiar se le ha quedado.

No había notas en el sentido tradicional, pero sí informes dos veces al año en los que se podían leer las observaciones de los profesores: sobre el comportamiento, sobre el desarrollo emocional, qué tipo de actividad prefería, los cambios que se producían a lo largo de los meses,…

Una de las tareas principales de los acompañantes en el proceso montessori era la de observar y estar disponible. Sólo una observación muy atenta hace posible aprovechar los matices de los intereses actuales del niño, lo que necesita y sólo en base a estas observaciones se puede hacer propuesta didáctica o de material justa, adecuada al niño en ese momento. Los niños no se te acercan y te dicen: “profe, enséñame a leer”. Pero cuando se observa que mira a los otros que escriben,o que hojeando los libros no se detienen sólo en las imágenes sino también en las palabras, cuando su mirada se posa con mayor frecuencia sobre el alfabeto de madera,etc, entonces puede ser el momento para iniciar al niño en la lectura, haciendo que descubra, paso a paso, los maravillosos materiales montessori, que funcionan, con gran autocontrol, para que el niño pueda aprender con autonomía, sin que ninguno le diga continuamente “esto está bien” o “esto está mal”. A menudo basta con poner bien a la vista sobre la mesa el material, o mejor aún, empezar a usarlo uno mismo, dando así la posibilidad al niño de decidir autónomamente si es suficientemente interesante como para atraer su atención… si no, puede ser que no sea el momento adecuado. He visto con mis propios ojos que, sabiendo esperar al momento justo (algo que puede ser muy difícil), lo que se llama “fase sensible”, un niño consigue aprender todas las letras en muy poco tiempo, comparado con el sistema tradicional de una letra nueva cada tres días. Entre John que ha aprendido a leer con el sistema tradicional en la escuela elemental, y Sandro que ha aprendido “por sí mismo”,hay incluso hoy una gran diferencia en el estilo de lectura. Y sí, pienso que el tipo de aprendizaje, el modo en el que tomas contacto con algo a aprender, cuenta mucho para el futuro, cuánto sientas esto como algo tuyo, y apreciarla como una parte de tí mismo.

¿Cuántos maestros o “acompañantes de aprendizaje” estaban disponibles?

¡En nuestro primer año reinaba casi la perfección! Había dos profesores con formación montessori (en esos tiempos no era fácil encontrar, en nuestra provincia, maestros con este tipo de formación, en alemán, nuestra lengua). Además, tres días a la semana venía un profesor americano que hablaba con los niños únicamente en inglés. Y luego- por desgracia sólo un par de veces por semana- una señora nativa italiana que venía por este idioma. Además se necesitaban padres para garantizar el servicio: cada día éramos dos o tres para echar una mano. Ya que los niños podían elegir libremente el lugar en el que estar, se necesitaba un adulto para cada espacio: no para controlar o para “enseñar” en el sentido tradicional, sino para estar a su disposición y para observar. Obviamente, no todas las familias podían permitirse estar un día a disposición del colegio: el que no podía ayudaba de otra forma, con la limpieza, preparando en casa nuevo material didáctico, o pagando. Era muy interesante ver cómo los niños después de poco tiempo ya habían comprendido qué persona estaba para qué actividad, tienen de verdad una gran sensibilidad e intuición.

En nuestro segundo año (el tercero de la escuela) llegaron muchos problemas con los profesores. Por un tiempo tuvimos miedo de tener que cerrar la escuela. Los tres, por motivos personales y probablemente también por motivos económicos, decidieron dejar Umaduma y aceptar un trabajo en otra escuela. ¡Acababa de empezar el verano y nosotros no sabíamos si en septiembre podríamos empezar el año académico!. Una sensación terrible. Además, tras estos acontecimientos, algunas familias comenzaron a tener fuertes dudas sobre el sentido del proyecto y la probabilidad de poder seguir con él, y decidieron inscribir a sus hijos en el colegio público. Esto para nosotros tuvo consecuencias económicas y tuvimos que aumentar la cuota mensual, para cubrir los gastos de alquiler, etc. De milagro conseguimos, en el último momento, encontrar dos profesores (uno con formación montessoriy el otro que acababa de empezar el curso). Pero para ninguno era posible venir todos los días al colegio, ¡vaya!. Así que decidimos que dos madres (que lo hacían de buena gana) se encargarían del “día de la naturaleza” con autonomía, mientras que los otros días Sybille, o sea, yo, iría a gestionar el colegio. Así que durante seis meses he tenido esta experiencia, con el apoyo a tiempo parcial de los dos profesores. Como ya conté, sin Carmen no habría funcionado jamás, sus consejos fueron siempre muy valiosos. Incluso otras personas, que no tenían hijos en el colegio, estaban dispuestas a echar una mano, porque creían en el proyecto, y si pienso en ellos hoy, lo hago con mucha gratitud. Finalmente encontramos una persona dispuesta a relevarme, en el sentido de que ella iría a la escuela todos los días. Digo finalmente porque, aunque este período me gustó mucho y me dio muchas satisfacciones, fue intenso y cansado, y porque además de enseñar yo tenía dos hijos a los que cuidar, una casa, y luego, las tardes llenas de cosas a preparar para el día siguiente, informes de aprendizaje que escribir, la reunión con la dirección escolar, las reuniones con las familias individualmente, informar a los interesados, cada semana una reunión con los profesores y otra con los padres…

Si lo pienso hoy digo “¿pero cómo lo hice?”

Sí, por lo que respecta a los profesores, aquel año no estábamos muy satisfechos. Faltaba continuidad, y ese año se resintieron también los niños, que no tuvieron siempre la serenidad que habíamos esperado. Los padres habíamos decidido que, a toda costa, queríamos garantizar al año siguiente un salto de calidad al colegio, a la educación de nuestros hijos, y queríamos poner toda la carne en el asador para encontrar al menos un maestro a tiempo completo.

¡Y entonces otro problema! Nos subieron el alquiler de modo insostenible, debido a que el contrato de alquiler para los primeros años, dado el gran número de reformas que se hicieron al inicio, era más bajo. Entonces deberíamos pagar un alquiler mucho más alto, lo que era imposible para nuestro presupuesto. Tuvimos que dejar nuestra escuela, no os podéis imaginar qué pena. Todo el verano buscamos, con un cierto pánico, un sitio nuevo al que ir. Y también nuevos profesores, porque los del año anterior, por diversos motivos, no tenían intención de seguir y probablemente toda la situación era demasiado…precaria. Es fácil comprender a las familias que, otra vez, decidieron no continuar y dejaron el grupo. No era ni siquiera posible hacer “publicidad” para nuestro colegio en ese momento, para atraer nuevas familias, ya que no sabíamos dónde ir ni con quién…

¿Cómo hicimos para no desesperarnos y tener confianza en que las cosas se pudieran arreglar? No lo sé. De hecho nos divertimos buscando una nueva escuela y entrevistando a los candidatos a profesores. Vimos de todo, de verdad. Son momentos difíciles de un recorrido que pone a prueba al grupo. Nuestro grupo de padres lo consiguió: todos estos problemas no hicieron más que unirnos.

En resumen, a principios de septiembre habíamos encontrado nuestra nueva escuela. No era un local adecuado a nuestras necesidades, pero ¡no había otra posibilidad!. El ayuntamiento de un pueblo limítrofe nos propuso alquilar la última planta de la antigua escuela elemental, desocupada desde hacía un año. Hicimos lo que pudimos para adaptarla a nuestras exigencias. E increíblemente, sí, encontramos una chica joven suiza dispuesta a gestionar nuestro colegio aquel año ¡yupi!. A pesar de que no tenía formación montessori específica, comprendimos en aquel momento que era la persona perfecta para nuestro proyecto, para nuestros niños, y así se hizo. Poco después encontramos también un estudiante joven de música interesado en participar, y venía tres veces por semana. Para el resto, los padres, turnándonos, echábamos una mano con nuestra experiencia y con lo que podíamos hacer. Estábamos todos contentos hasta que…

…nuestra profesora suiza decidió, por motivos personales, dejarnos. Quizá el trabajo y la responsabilidad eran demasiado grandes, quizá -y probablemente fue por esto- lo que podíamos pagar no correspondía con sus deseos. Comprensible. Fue, de verdad, un momento difícil (otro). Y otra vez nos tocaba a nosotros…Mientras tanto otra familia nos informó que ya no podían más, que tenían la intención de apuntar a sus hijos al año siguiente al colegio público. Por milagro se presentó una profesora de la escuela media que no quería saber nada del método de la escuela pública, que había llegado al límite. Y tenía experiencia montessori. ¿Qué más se podía pedir? Era fantástico- otra vez el destino hizo que encontráramos la persona adecuada en el momento justo. Y así las cosas empezaban a ir bien hasta que…los problemas económicos se volvieron insostenibles hasta el punto que decidimos trasladarnos otra vez. Pero ¿a dónde?.

Sería una mentirosa si dijera que a los niños todos estos cambios de profesor y de lugar no les afectaba. No, no era agradable para ellos tampoco. Pero probablemente ellos han aprendido algo importante: que la única certeza, la única garantía de continuidad éramos nosotros, sus familias, mamá, papá y hermanos…Han necesitado siempre un cierto período de tiempo para acostumbrarse a los nuevos maestros, para confiar en ellos, para adaptarse a su estilo, porque aunque el concepto pedagógico estaba claro, la personas son distintas, reaccionan y piensan de manera diferente, y está bien que sea así, la diversidad es algo precioso (quizá si durase un poco más no tendría tanto desgaste). Además han aprendido a ser flexibles: tanto respecto a los profesores como a los sitios…han aprendido a viajar en transporte público (tren y/o autobús)…a enfrentarse con nuevas situaciones…Siempre había algo positivo en todo ello.

Bueno, así que había que encontrar otra vez una escuela nueva. Pero, al menos ahora teníamos la profesora, ¡buena, comprometida y con muchas ideas! Teníamos confianza. Después de todo lo que habíamos pasado, ya no nos desesperábamos, habíamos comprendido que de alguna forma hay siempre una solución…

En efecto, a finales de agosto (¡siempre last minute!) encontramos una planta en una casita, pequeño pero con un jardín precioso. Con cuidado y con amor equipamos las salas. Aunque el espacio era (demasiado) pequeño, buscamos incluso con más empeño adivinar las necesidades de los chicos, en la selección del material y en las propuestas de actividades.

Todo aquello podría haber funcionado bien si…ya, si no hubiera sucedido un problema en la familia de nuestra profesora que nos comunicó que por motivos urgentes (y, de verdad lo eran, pobrecita) sólo podía empezar a trabajar a finales de octubre. ¡Vaya! ¿Y ahora? Ahora tocaba otra vez a Sybille y a otra madre que gracias a su trabajo de media jornada (¡!) tenía las mañanas libres. Libres para el cole, me refiero. Mientras otras dos madres, experimentadas y expertas para “el día de la naturaleza” se ocupaban de los lunes.

Por desgracia, ni siquiera más adelante, pasados estos dos meses, encontramos profesores para la segunda y tercera lengua (italiano e inglés), lo ideal hubiera sido una persona nativa. Y también nuestras posibilidades económicas eran desastrosas. Ya era evidente que con el alquiler no llegaríamos más allá de junio.

LA CREACIÓN DE UNA ESCUELA ALTERNATIVA MONTESSORI. Entrevista a una madre.

Tuve la suerte de conocer a Sybille a finales de abril y charlar un rato con ella. Es una madre que educa (o acompaña) en casa a sus dos hijos John (14 años) y Sandro (11 años). Vive en Italia, en el Tirol del Sur y escribe sus experiencias en su blog buntglas , en alemán (su lengua materna) y en italiano. A esta situación llegó tras probar la escuela pública y una escuela alternativa de tipo montessori. Un grupo de padres buscando otra educación para sus hijos creó esta escuelita llamada Umaduma. Lo cuenta en su blog aquí. Dejo la traducción (libre) de la primera parte de la autoentrevista.

¿ Quién fundó la escuela Umaduma y por qué?

La escuela fue fundada por un grupo de padres, primero crearon una asociación e hicieron una búsqueda de información y de formación (algunos han acabado incluso la formación montessori de Claus_Dieter Kaul). Cuando encontraron un centro apropiado para la actividad escolar abrieron la escuela. Al principio los padres trabajaron duramente porque el local estaba deshabitado desde hacía varios años, había que cambiar las ventanas, instalar la calefacción, reformar la instalación eléctrica, etc. Un enorme trabajo, y ¡ todo pagado de su propio bolsillo!

Los motivos para colaborar con este proyectos eran distintos para cada familia, pero se podría decir que se trataba de familias cuyos hijos habían tenido muchos problemas en la escuela pública y querían crear un ambiente de aprendizaje adecuado para ellos; otros, sin embargo, ya conocían desde antes el pensamiento montessori, habían conocido a Rebeca y Mauricio Wild y habían leído muchos libros sobre pedagogía no directiva, y habían decidido emprender este camino de manera segura y consciente.

Es curioso saber que los tres colegios de método montessori de este tipo, que hay o había en nuestra provincia, nacieron más o menos en la misma época.


¿Cómo encontrastéis este colegio?

Nosotros llegamos al segundo año de apertura, cuando todo el trabajo prácticamente ya se había hecho. En nuestra desesperación por cambiar nuestra situación, buscamos y encontramos, gracias a las indicaciones de una amiga que nos habló de esta escuela con una pedagogía diferente, a medida del niño. No se llamaba ni siquiera escuela, sino taller de aprendizaje. Nos informamos, fuimos a ver el colegio y hablamos con los profesores (que se llaman acompañantes porque el enfoque es el de acompañar al niño en su camino)… y cuando nos dijeron que aceptaban la solicitud de inscripción de John, ¡de la alegría hubiéramos besado el suelo de la escuela!. Comprendimos inmediatamente que ese método de aprendizaje, libre y autorresponsable, era el adecuado para nuestro hijo.


¿Qué os dijeron los amigos y familiares de vuestra elección?

Algunos pensaban que se trataba de una escuela privada “normal”. Otros habían oído rumores, que en esta escuela “libre” los niños jugaban todo el día ¡qué desastre!. Otros conocían el método montessori y apreciaban nuestra elección. Sobre todo aquellos que podían observar de cerca que nuestros hijos se estaban desarrollando bien, estaban de acuerdo y mostraban mucho interés. Pero la verdad es que a nosotros no nos importaban mucho lo que pensaran los demás, queríamos simplemente que nuestros hijos estuvieran bien, que fueran de buena gana al colegio, que estudiar y aprender para ellos fuera algo natural, positivo. Obviamente, hay personas que tienen muchos problemas para comprender el tema, que siguen la filosofía de que hay sufrir y obligarse a sí mismo para conseguir resultados. ¿Aprender jugando, divirtiéndose, siguiendo tus propios intereses? Para ellos no tiene lugar. Bueno, con el tiempo hemos oído de todo un poco y hemos empezado a aceptar que, en el fondo, cada uno ve las cosas como quiere. Yo misma, en aquel momento no me hubiera imaginado nunca lo que estamos haciendo ahora, educación en casa, ¡me hubiera parecido una locura, una cosa de irresponsables, de asociales!. Por eso comprendo muy bien que no todos tengan la posibilidad o la voluntad de comprender nuestra decisión.


¿Nos describes la escuela?

Las aulas eran muy bonitas, llenas de luz y color. Todo muy atractivo y ordenado. El ambiente tranquilo y sereno incitaba a jugar, a coger las cosas, descubrir cómo funcionaban, inventarse nuevos caminos, o simplemente sentarse en un cojín y “ser”. Un punto débil del edificio era que se encontraba cerca de la estación de tren, así que a veces no había el silencio que deseábamos. Tampoco la disponibilidad de espacio al aire libre era tan grande como queríamos. De todas formas había algún árbol para trepar, arena para jugar y un pequeño huerto para cultivar. En resumen, hemos intentado hacerlo lo mejor posible. ¡Pero la perfección no existe!

Había una cocina equipada que funcionaba. Quien quería podía cocinar. Era importante reservar en una hoja colgada de la puerta de la cocina, para evitar que dos o tres niños al día tuvieran la misma idea, para evitar conflictos y peleas. Además era obligatorio colocar todo al final y dejarlo limpio, si no, los niños no podían realizar esta actividad durante algunas semanas. Este sistema no era un castigo, sino una consecuencia lógica, funcionaba muy bien. Obviamente, cualquiera podía entrar en la cocina, que tenía incluso una mesa para reunirse, para beber algo, tomarse la merienda, encender una vela o charlar un rato. Era un punto de encuentro y diálogo.

En el aula de la creatividad había materiales de todo tipo: papel, cartón, pinturas, pegamentos, hilos y lana, fieltro… Y también instrumentos musicales, CDs para escuchar,.. Un taller contenía todo con lo que un artesano puede soñar: madera, tablas, clavos, martillos, sierras, herramientas de todo tipo…Y lo mismo aquí, quien no utilizaba adecuadamente las cosas o no las dejaba en su sitio cuando acababa, era excluido por un tiempo.

Había un baño pequeño para hacer experimentos con el agua, fuego, colores, vinagre, sal, azúcar, levadura,…Me acuerdo muy bien de unos cultivos de hongos de distintos colores.

A la entrada del cole, estaba el sitio para los típicos materiales montessori para estimular los sentidos: para tocar, para hacer gotas, contar, concentrarse, relajarse,…

Los dos corazones de la escuela eran las aulas de primaria y secundaria, con los espacios para lengua, matemáticas, educación cósmica (es decir, biología, historia, geografía, religión, etc). Y no podía faltar un espacio para la lectura con libros de todo tipo.

Cuando conseguimos alquilar un sótano, en los meses de frío pusimos una mesa de ping-pong que normalmente estaba fuera, para dar a los chicos esta posibilidad de moverse también en invierno. Además había un montaña de colchones sobre los que saltar y desahogarse.

Luego había también una sala con los juegos para disfrazarse, hacer teatro, cocina para las muñecas, etc. Los lunes no se iba al colegio, era el día de la naturaleza: se iba al río o al bosque todo el día, o en invierno se iba a patinar sobre hielo (¡imaginad la pista de hielo sólo para nosotros!) o a tirarse en trineo.

El colegio más tarde tuvo que mudarse dos veces, pero os lo cuento luego…

UN REPASO A LA EDUCACIÓN EN CASA EN EUROPA.

Todos los países europeos tienen leyes que obligan a la instrucción de los niños. Y en la mayor parte de ellos, los padres tienen la opción de enseñarles ellos mismos, en vez de inscribirles en un colegio público o privado. Lo que varía principalmente de un país a otro son las condiciones en las que la educación en casa se puede llevar a cabo. Veamos la situación en algunos países europeos.

ALEMANIA.

La educación es obligatoria entre los seis y los dieciocho años, siendo ilegal recibirla en casa. A pesar de ello hay unas cuatrocientas familias que la llevan a cabo, bien siguiendo algunos subterfugios, bien siendo procesados. Se han permitido algunas excepciones en casos de enfermedades graves, pero nunca por motivaciones religiosas o por desacuerdo con el sistema convencional. Algunos padres han optado por crear sus propias escuelas, pero éstas deben recibir el permiso y estar controladas por el estado.

Algunas familias han recibido asilo político en Estados Unidos por educar en casa y otras han optado por emigrar a países vecinos como Francia, Austria y Suiza. Las autoridades alemanas justifican su decisión de obligar a la escolarización por considerar que tiene aspectos sociales importantes, como el aprendizaje de la tolerancia, para el que el colegio sería un entrenamiento.

Por parte de los padres, sobre todo extranjeros que piensan residir en el país por un período de tiempo corto, la queja es que los niños tendrían menos problema si pueden seguir con el currículum anterior a la estancia, que será, a su vez, el posterior a la misma.

Para más información, los siguientes sitios: www.netzwerk-bildungsfreiheit.de/index.html

y www.schuzh.de

AUSTRIA.

La educación es obligatoria de los seis a los catorce años. La posibilidad de hacerlo en casa es legal y está regulada por las autoridades locales, considerada como una forma de escuela privada. Como tal, se debe hacer un examen al final de cada curso. Al inicio de cada año hay que informar oficialmente de que se quiere educar en casa. Se puede negar el derecho a ella si no se considera equivalente a la instrucción oficial.

Austria, junto con Suiza, se está convirtiendo en el refugio preferido para las familias que deciden dejar Alemania ante la situación de ilegalidad en este país.

BÉLGICA.

Desde la década de los 90 del siglo XX, el número de estudiantes en casa ha ido creciendo, hasta llegar a unos quinientos. Había un vacío legal, dándose por supuesto que el estado no interfería con la educación de los padres. Los padres deben hacer una declaración por la que se comprometen a respetar los derechos humanos básicos y la libertad y valores culturales de sus hijos y de los demás. Muchas familias se han negado a firmar este documento, por considerarlo poco claro y ambiguo.

Si hay dos informes consecutivos negativos por parte de los inspectores, los niños son enviados nuevamente a la escuela.

BULGARIA.

La educación es obligatoria entre los seis y los dieciséis años. La educación en casa está prohibida, exceptuando los niños que presenten necesidades físicas o mentales especiales. En estos casos, es obligatorio seguir el programa estatal y deben progresivamente integrarse en una escuela pública o privada. Hay unas cien familias que educan en casa.

El sitio web es el siguiente: www.homeschoolingbg.com

CHEQUIA.

La ley federal permite la educación en casa entre los cinco y los doce años, más o menos coincidiendo con la escuela primaria. Hay una supervisión por parte de las autoridades, dos veces al año, siendo los niños examinados. Se calcula que hay unas quinientas familias que la efectúan. A pesar de que actualmente es legal, se está planeando promulgar una ley en su contra, lo cual ha movido a las movilizaciones entre quienes la practican.

Información de contacto: www.stjoseph.cz

www.domaciskola.cz

CHIPRE.

La educación es obligatoria entre los seis y los quince años. La educación en casa es ilegal para los chipriotas, pero no para los extranjeros, así que si los niños tienen otra nacionalidad es factible. En la práctica, apenas hay familias que la estén llevando a cabo.

ESLOVAQUIA.

La educación en casa es ilegal, sin excepciones reconocidas. Prácticamente no hay familias que la efectúen. La tendencia es a una mayor apertura hacia esta opción, con leyes algo más favorables.

DINAMARCA.

Es legal educar en casa, aunque los padres que así deseen hacerlo deben tener permiso para ello. Es un fenómeno poco frecuente, unas doscientas familias lo hacen. Se debe seguir el programa oficial.

FINLANDIA.

La educación es obligatoria entre los siete y los dieciséis años. La educación en casa es legal. Pero el currículum exige: lengua y literatura (sueco o finlandés), la otra lengua nacional, lengua extranjera, medio ambiente, cívica, religión o ética, historia, ciencias sociales, matemáticas, física, química, biología, geografía, educación física, música, artes visuales, manualidades y economía doméstica. Se debe, además, informar a las autoridades, que revisan que este currículum se cumpla. Unas trescientas familias han optado por educar en casa.

FRANCIA.

La educación es obligatoria entre los seis y los dieciséis años. Es legal educar en casa. Hay que registrarse anualmente en el ayuntamiento y en la inspección de educación de la región. Entre los seis y los dieciséis años de los estudiantes, se realizan inspecciones anuales (también hay inspecciones por parte de los servicios sociales). Si hay dos resultados consecutivos negativos, puede ser obligado a que los niños vayan a la escuela regular. Las inspecciones se pueden esquivar inscribiéndose en cursos por correspondencia con reconocimiento por parte de las autoridades francesas. Por ejemplo, los cursos belgas no son válidos y se discute sobre los de otros países como E.E.U.U.

No hay ninguna normativa sobre cómo se debe realizar la enseñanza en casa, pero sí en la consecución de resultados, que deben ser pares a los de los niños escolarizados de su edad.

Entre las materias obligatorias se encuentran lengua y literatura francesa, matemáticas, un idioma extranjero, historia y geografía mundiales, europeas y francesas, ciencia y tecnología, arte, educación física.

Los estudiantes deben demostrar ser capaces de realizar preguntas, hacer sus propias deducciones de sus observaciones y de los documentos de que dispongan, razonar, generar ideas, ser creativos y terminar tareas, utilizar un ordenador, emplear recursos con sensatez y evaluar riesgos. A título personal añadiría que a muchos adultos que conozco nadie les pide tanto.

El movimiento de educadores en casa está bastante organizado y cuenta con varios miles de familias, unas ocho mil en casa y veintidos mil por correspondencia. Su sitio web es www.lesenfantsdabord.org.

GRECIA.

La educación en casa es ilegal. Prácticamente no se lleva a cabo.

HOLANDA.

La obligatoriedad de educar se da entre los cinco y los dieciséis años. Se permite la asistencia a tiempo parcial entre los dieciséis y los dieciocho, que sería una combinación de estudios y trabajo remunerado. Hay una propuesta de rebajar la edad de escolarización obligatoria a cuatro años.

La educación en casa no es legal, aunque hay muchas familias que lo hacen con un permiso por motivaciones religiosas o morales. Se piensa que unas cien familias han optado por este modelo de enseñanza. Es de gran importancia para quien desea educar en este modo hacerlo desde el principio, ya que una vez que se ha escolarizado, resulta muy difícil salir del sistema. Otra alternativa para quien desea educar en casa es matricularse en una escuela a distancia.

Aunque tradicionalmente no estaba bien vista, la educación en casa está comenzando a ser percibida con una actitud más favorable gracias a varias campañas en medios de comunicación.

La página web de referencia es http://www.nvvto.nl

HUNGRÍA.

La educación es obligatoria entre los seis y los dieciséis años. Es legal la educación en casa, siendo examinados los estudiantes dos veces al año y con la obligación de seguir el currículum oficial.

Existe una asociación de homeschoolers, siendo el email de su presidente kgtmi@axelero.hu

IRLANDA.

La educación en casa está reconocida oficialmente por la constitución. Hay entre mil quinientos y dos mil niños en esta situación. Se puede seguir el currículum que se desee. No hay ningún impedimento para desescolarizar en el momento que se quiera hacerlo.

Algunos sitios web con más información:

http://www.henireland.org

http://www.homeschoolireland.com

ITALIA.

Es obligatoria la educación entre los seis y los dieciséis años, pero no es obligatoria la asistencia a la escuela. Se debe presentar cada año una declaración de instrucción a las autoridades competentes. Para evitar otros problemas que se puede encontrar quien eduque en casa, como la falta de compañía de otros niños, algunos padres declaran ser homeschoolers y crean pequeños colegios que lo son de hecho, pero no lo son desde un punto de vista legal.

LITUANIA.

La educación es obligatoria entre los siete y los dieciséis años. Las autoridades locales tienen la obligación de asegurarse de que todos los niños en este rango de edad asiste a un colegio. Existen escuelas y jardines de infancia privados, aunque deben ser aprobados por las autoridades y son controlados por ellas. Los padres tienen la obligación de asegurar la asistencia de sus hijos hasta la edad obligatoria. Las leyes dan el derecho a los padres de elegir el tipo de educación que prefieren, pero si eligen hacerlo en casa deben cumplir una serie de requisitos. Básicamente son el seguir el programa oficial y pasar unos exámenes una o dos veces al año. Los trámites consisten en matricularse en un colegio, firmar un contrato con él y luego hacer una solicitud de educación en casa. Las autoridades locales deben aceptarla. Las mismas instituciones educativas no siempre conocen esta posibilidad, ya que suele darse para alumnos de altas capacidades y en determinados colegios.

El número de familias que optan por este modo de enseñar parece ser que está aumentando rápidamente.

LUXEMBURGO.

Es legal en caso de enfermedad, y se debe seguir el currículum oficial y hacer un examen al final del curso.

MACEDONIA.

Ilegal. Prácticamente desconocida.

NORUEGA.

Los niños a partir de los seis años deben recibir educación primaria y secundaria durante diez años. Pero pueden recibirla no sólo en escuelas públicas, sino por “otros medios”, que serían escuelas privadas o en casa. Legalmente, en este último caso, puede hacerse tras notificarlo a las autoridades. Como control, se hacen un par de visitas al año por parte de un supervisor, que debe ser autorizada por los padres. Las autoridades competentes pueden proponer algunos exámenes de idoneidad.

Cuando la educación en casa moderna comenzó, a principios de los 90, las familias fueron muy mal vistas. A raíz del caso “Mosvik” , hacia el 2000, se dio un giro a la tolerancia hacia el homeschooling. Se calcula que más de cuatrocientas familias educan en casa en la actualidad.

Sitio web recomendado: http://www.smnd.lt

POLONIA.

La educación es obligatoria entre los siete y los dieciocho años. La constitución polaca garantiza la libertad de elección para los padres en la educación de los hijos. Pero deben cumplir una serie de requisitos para poder hacerlo. El número de familias que la efectúan es de unas veinte, pero está creciendo y muchas lo hacen clandestinamente, sin querer dar a conocerse.

Para más información, se puede escribir a la Home School Organization: homeed@poczta.onet.pl

o visitar la página de algún que otro homeschooler: www.edukacjadomowa.piasta.pl

PORTUGAL.

La educación es obligatoria entre los seis y los quince años. La opción de hacerlo en casa es legal. Los estudiantes se deben examinar al final de cada ciclo de estudios.

REINO UNIDO.

La educación es obligatoria entre los cinco y los dieciséis años. Gracias a una ley de 1944, es legal la educación en casa en Inglaterra y Gales. No hay obligación legal de informar a las autoridades de que se está haciendo este tipo de educación, a menos que el estudiante se inscribiera previamente en el sistema público. En ese caso sí que deben informar a las autoridades, siendo éste el único requerimiento. Hay pocos requisitos formales, ya que ni se realizan inspecciones ni se exigen exámenes. Se calcula que entre diezmil y veintemil niños y adolescentes reciben este tipo de enseñanza.

Para más información, se puede consultar el sitio: www.home-service.org

RUMANÍA.

La educación es obligatoria entre los seis y los dieciséis años. En este país está prohibido, aunque existe el subterfugio de hacerlo y declararse escuela privada. Dicha escuela privada puede ser una ya existente o declarar el propio hogar como tal. Si que está permitido educar en casa en casos excepcionales de problemas físicos o mentales.

SERBIA.

La educación en casa es ilegal. Prácticamente no se lleva a cabo.

SUECIA.

En este país nórdico, la educación en casa es legal, pero se está planteando promulgar leyes que la prohíban (en junio de 2010). Cada año tienen que solicitar el permiso para efectuarla, tanto si es la primera vez como si no. Están obligados a incorporar el currículum oficial a sus estudios. Unas doscientas familias han optado por la educación en casa. El sistema escolar es bastante satisfactorio en este país, siendo jugar la principal expectativa para los niños hasta los siete años, y habiendo gran respeto por los lazos familiares.

Ha tenido bastante repercusión el caso de la familia Johansson, a la que llegaron a separar por seguir esta opción educativa.

Existe una asociación sueca para la educación en casa. Su sitio web es el siguiente: www.hemundervisning.nu

SUIZA.

La educación es obligatoria entre los siete y los dieciséis años. Educar en casa es legal en la mayor parte de los cantones, pero hay que tener en cuenta que cada uno tiene su propia ley sobre la educación. Por ello las diferencias van desde el exigir un certificado de enseñanza a la prohibición. A pesar de que la constitución y las leyes sobre educación permiten la enseñanza en casa, a veces se llevan casos a los tribunales.

Se estima que unas cien familias educan en casa, lo que supone entre cientociencuenta y quinientos niños en esta situación. La dificultad de estimar el número se debe a que muchos de ellos no informan directamente a los cantones y a la prohibición de difundir información privada acerca de los escolares.

Una página que proporciona cierta información sobre algunos cantones es: www.Cruxmove.com/SwissHomeSchooling.htm .

Otro sitio web de interés es http://www.homeschool.ch/

UCRANIA.

Es legal educar en casa, aunque sucede a menudo que las autoridades locales se saltan las leyes nacionales e imponen adicionales criterios. Se calcula que menos de cien familias han optado por esta enseñanza.

Gran parte de la información se ha obtenido de: http://www.hslda.org

APEGO Y DIFERENCIAS SOCIALES Y CULTURALES.

¿La situación social y cultural cambia el tipo de apego? Veamos algunas consideraciones generales y otras más específicas.

Imprinting y formación de lazos.

Consideremos el apego como el éxito en el proceso de establecimiento de la relación. El lazo sería el componente de las fases iniciales de formación de una relación. En los seres humanos parece estar influenciado en gran medida por el contacto epidérmico entre madre y recién nacido. La atención materna está mediada por hormonas cuya presencia aumenta la predisposición a formar un lazo de apego. Si estas hormonas no están presentes, el lazo se debilita y termina por influir en la calidad del proceso de apego. De ello se concluye que el apego se compromete cuando falta el contacto precoz y que los bebés necesitan contacto físico estrecho durante un cierto período sensible para poder desarrollar el lazo primario que constituye la base de cualquier otro apego sucesivo. El contacto precoz constituye una oportunidad óptima para formar lazos de apego estrecho, pero no es condición necesaria y suficiente para la formación de un buen lazo de apego.

Hechas estas consideraciones generales sobre lo que es el apego y cómo se establece, veamos algunas diferencias sociales y culturales.

Apego y situación económica.

Se puede afirmar que los factores socioeconómicos tienen una importancia crucial para el desarrollo del apego. Una necesidad puede ser más “indulgente” con las interacciones entre niños y cuidador si éste no está demasiado ocupado con el trabajo o por la escasez de los recursos.

Los métodos de crianza preparan a los niños para desarrollar el comportamiento emotivo más acorde con su cultura. Por ello, cabe esperar que los niños criados en sociedades individualistas sean criados de manera distinta a los de sociedades colectivistas.

Investigaciones sobre los estilos de crianza occidentales.

Baumrind (1971) ha identificado tres estilos de padres muy implicados y un tipo poco implicado.

  • Autoritarios: el adulto impone normas sin explicarlas y recurriendo a castigos para asegurarse de que se cumplan. Tiende a hacer que el niño se desarrolle orientado al resultado, lleno de prejuicios, temoroso y pasivo.


  • Con autoridad: el adulto tiene un comportamiento flexible que alterna discusiones con líneas de comportamiento claras y busca responder a los sentimientos del niño. Se desarrollan personas seguras de sí mismas, con capacidad de autocontrol, alegres, cooperativas y curiosas.


  • Permisivos: el adulto deja al niño libre de expresarse dentro de límites poco definidos. Raramente ejerce control o expresa calidez por él. Suele producir rebelión, ausencia de objetivos, pocos resultados y poco autocontrol.


  • Negligencia o abandono: el adulto apenas se implica con el niño. No es controlado, se es muy permisivo y distante. Dan lugar a personalidades antisociales, rebeldes y hostiles.

Investigaciones interculturales.

Barry et al (1957) identificaron seis comportamientos comunes a todas las sociedades para los que son educados los niños:

  1. Obediencia.
  2. Responsabilidad.
  3. Capacidad de cuidar a los otros miembros de la sociedad.
  4. La atención a los resultados.
  5. La confianza en sí mismos.
  6. La independencia general.